Generoso
Portugués,
Cuyo
sublime valor
Cabe
en el conocimiento;
Mas
no en la explicación.
Merecen
vuestras hazañas
Que
ese Planeta mayor
Las
imprima en letras de Oro
En
su esfera superior.
Ah
dichoso Portugués
De
Lusitania blasón,
Gloria
de vuestra Excelencia,
De
su nobleza esplendor!
Albricias,
noble Milicia,
Que
es vuestro Caudillo hoy
Quien
por sus méritos goza
La
mayor estimación.
El
Portugués más perfecto,
El
Lusitano mejor,
Que
en las Escuelas de Marte
Vió
el bélico rumor.
Porque
con su Nombre sólo
Da
al enemigo temor,
A
la Milicia doctrina,
Y
al Orbe admiración.
A
los Aníbales fuertes
Diera
muerte su furor,
A
los Césares envidia,
A
los Carpios confusión.
De
los Aquiles, y Hectores
Quitara
la presunción,
Que
les dio la fama en cuanto
A
Gomes no conoció.
Son
tan altas las hazañas
Deste
nuevo Campeador,
Que
es respetado, y temido
De
cuanto ilumina el Sol.
Aqueste
nombre dichoso
Tanto
la Fama esparció,
Que
en el más remoto clima
Le
rinde veneración.
Es
tal su valiente brío,
Que
a Marte diera terror,
Si
se vieran en Campaña,
Desazonados
los dos.
De
Minerva el ejercicio
Vuestro
ardimiento dejó,
A
do haciais progresos
De
tanta ponderación.
A
las Armas, y a la Guerra
Tan
solamente os llevó
Vuestro
espíritu valiente,
Y
animoso Corazón.
Fueron
tantos los trofeos,
Que
vuestro Valor ganó,
Que
no quisiera Mavorte
Ser
vuestro Competidor.
Que
sirve inútiles plumas
Escribieren
tanta acción,
Si
es cada letra un oprobio,
Cada
alabanza un baldón?
Ya
aquí, generoso Gomes,
La
humilde pluma paró,
Que
para decirlo todo,
Basta
nombraros a Vos.